Si el mundo fuese un deseo.


La Socia arrastra la adolescencia en palabras desganadas, respuestas que a veces no tocan y exaltación de los derechos del yo, mi, me, conmigo propios de la edad. Desde que soy «señora» he pasado al otro lado: Porque te lo digo yo, que soy tu madre. La frase lapidaria que nunca falla y no da opción a réplica. No al menos por ahora. He despertado con la ilusión de todos los años por esta época: que me quede como estoy, ni mejor ni peor. Que sí, que la cuestión es avanzar, pero eso no depende de la suerte sino de nuestra capacidad. Para ilusionarnos, agradecer y ser conscientes de cada día: presentes, acompañados y libres de toxicidad. 

Paz. Amor. Y salud para todos.

Si el mundo fuese un deseo. 




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