YA LO DIGO YO


He empaquetado la Navidad en una de esas bolsas isotérmicas típicas del supermercado. Así se me mantendrá fresca y reluciente para el próximo año. Antes de recoger los bártulos, les he preguntado al cerdito, la gallina y al mismísimo «caganer» qué les parecía si cerrábamos el chiringuito por este año. Al principio se han quejado, pero finalmente me han escuchado y, resignados, han desmontado la paradita. Lo mismo de cada año: El Niño Jesús lloriqueando, la Virgen María que si Jose estate por el Niño, el Jose que está hablando con Melchor, y Gaspar y Baltasar cargando los camellos de regalos. Y la casa sin barrer. Menos mal que tengo el Roomba. Lo cual me deja tiempo para dedicarme a lo que más me gusta. Disfrutar del tiempo. Qué mejor regalo que tenerlo, compartirlo, saborearlo, exprimirlo y celebrarlo. Luego están los minutos, que en ocasiones nos saben a segundos. Y las horas, que pueden convertirse en días llenos de gloria. Y las semanas en las que planificamos nuestros mejores proyectos. Y los años que cumplimos sumando experiencias y recuerdos. Y el presente, que ni anhela ni juzga ni interviene. Que vive. Que ni supone ni se adelanta a los latidos del que palpita. Porque lo único que importa es hoy, aquí y ahora.

Ya lo digo yo. 


Comentarios

  1. Disfrutar del tiempo, eso que muchos pasamos por alto. Cada día intento ser más consciente del presente aunque no lo consiga mucho. Pero es cierto que es lo único que importa.
    Un besazo

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