L A V I D A M I N Ú S C U L A



También se acentúa.

La Socia me ha preguntado por qué camino así. «Así, ¿cómo?», replico con otra pregunta. Arrastrando los pies, añade señalando mis zapatillas. «Ah, ¡como las muñecas de Famosa!». No sé qué es eso, mama. «Que sí, el anuncio de Navidad: las muñecas de Famosa se dirigen al portal…». Eso es de tu época. Touché. Por un momento había olvidado que hace tiempo que escucho los 40 Classics, que siempre he sido de Blur, que no digo «bro» sino «tío» que busco palabras en el diccionario, ideas afines en infinitos campos semánticos, aunque Siri lo sepa y Alexa lo intuya, me pierdo por la ciudad adrede (y aposta que también me gusta), con o sin Google Maps, odio llevar reloj —ni que me masajee la muñeca: la necesito libre para escribir historias—, que a veces me gusto y otras me encanto y se me echa el tiempo encima como la vida:

Que a veces me parece minúscula.

Y otras no me alcanza la vista.

Pero en ambos casos, se acentúa. 

Para que no pierda fuerza, ni lustre, ni solera.

Siempre, vida. 


Comentarios

Entradas populares de este blog

EL TRAMPOLÍN

YA LO DIGO YO

MI MOMENTO