EL SORTEO


En esta época de luces y colores e ilusión, siempre me acuerdo de la frase que repetía mi abuela, la Micaela: «Con lo guapos que son los niños de Hospitalet y siempre salen los de San Ildefonso.»

Me he puesto el blazer de lana color crudo encima del vestido. Parezco un pastoret. En cualquier otra época me hubiese cambiado al percatarme de la coincidencia pero, desde que me la trae al pairo lo que opinen los demás, vivo más tranquila y mi armario se combina según le vengan. Las ganas, porque ésas no se tienen que perder nunca. Ni de las de comer bien, ni regular y tampoco las de asalto a mano armada a la nevera. De tanto en tanto, un atracón de dulces, sofá y manta no está mal. Aunque en mi caso esta última empieza a estar en desuso por culpa de la menopausia. Que sí, que an mis cuarenta. Pero empezó antes, a los treinta y pocos. Después de la palabra prohibida. Me dice mi amigo Pipo que no la diga. No al menos tanto. En este post me toca. Cáncer. Hoy también es el día. Me acuerdo de Puri y de Txell. De compañeras de vía que conectadas a la máquina de la vida. Que tienen que aprender a reconectarse con ella. Yo aún estoy aprendiendo a caminar sin miedo, con la sombra de lo que fui y la ilusión de quien soy ahora. 

«Con lo guapos que son los niños de Hospitalet y siempre salen los de San Ildefonso», repetía cada 22 de diciembre. 

Un beso, Mica.


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