TENEMOS SUIZOS


En la cafetería de los buenos días, el grupo de amigas «Estamos bien, que ya es mucho» se consuela aludiendo que al menos tienen salud. De no ser porque con agua no se brinda, alzaría mi vaso y les sonreiría. Me conformo con hacerles ojillos, todo lo que me permiten a esta hora « las canicas», según mi hija adolescente. Ya te llegará, pienso, mientras miro en bucle tutoriales para maquillar ojos con párpado caído. Yo más bien tengo un toldo en cada uno. Que ya sé que se opera pero, chica, tengo metros de cicatrices en el cuerpo y no quiero añadir una más a esta tela. «Que no me operaré al final», le digo a la enfermera de la unidad de cirugía estética Vall d’Hebrón. Entonces, anulamos la operación de simetría y reconstrucción —recapitula. «Por favor», replico. 

En la cafetería de los buenos días ya tienen chocolate caliente y salud. 

Que ya es mucho.





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