PADREMADRE

Padremadre me ha preparado uno de sus platos estrella: el estofado. Me pregunta a qué hora comeremos y si voy a querer café después. Le digo que no, que el sofá me está esperando. Se sonríe. Al llegar a su casa, antes de cruzar la puerta, ya he visto la manta preparada «para que te eches un rato». Estoy mejor que en un hotel de cinco estrellas, bromeo. Se ríe. «¿Comemos?» De fondo se oye el telediario. Tengo la punta de la nariz fría por la corriente de aire que se cuela por el ventanal. Me estiro en el sofá. Pongo la alarma. Otra de por si acaso. Padremadre coge uno de los libros que se amontonan al lado de su silla y lee. Me quedo dormida. Al despertar, la nariz sigue fría. Padremadre continúa leyendo. Ya no recuerdo en qué momento dejó de ser mi abuelo para convertirse en mi referente. En el padre y en la madre. En el bisabuelo de La Socia. En Padremadre. En mi todo. 

#annabelarcosruiz