CÁNCER 24 HORAS 365 DÍAS




El día que terminé contigo me enfundé en unas medias negras tupidas que lo esconden todo, hasta la barriga. Me pinté los labios de pasión y me subí en la lujuria. Siete centímetros de taconazos a falta de cima. El día que terminé contigo me dibujé una sonrisa en la perspectiva de nueve meses no de lucha ni de guerra ni trincheras, sino de vida. Mucha vida. El día que tú y yo nos vimos por última vez fue en la sala de radiología en el hospital de las siglas. Tú estabas solo y a mí, como siempre, me acompañaban las enfermeras de vida. Te miré a la cara, de frente, y te hablé en el único lenguaje que tú entiendes. Tu tiempo ya es pasado y el mío está muy presente. Camina continuo en un segundo, un minuto, un instante del que, te aseguro, exprimo todo su jugo. 

El día que terminé contigo te fuiste cansado. Cobarde, mentiroso, necio, soberbio. Me dejaste exhausta de vivencias, de cama y lágrimas. De ti, querido, no me quedo con nada. De la experiencia vital lo guardo todo en ese rincón del corazón donde también laten mis tres estrellas. Ya les dije que tenía muchas ganas de verlas pero, que de momento, el cielo podía esperar para el reencuentro. Les envío letras desde la tierra. Si algo nos ha unido siempre han sido ellas. 


El cáncer es 24 horas 365 días.
A todas las personas que le plantan cara al cáncer hoy y mañana también.
A mis tres estrellas, mis padres y mi hermana. 

Feliz día
annabelarcosruiz.blogspot.com
'Mi querida amiga' editorial Urano (octubre 2019)




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